Tuesday, November 28, 2006

Parecía un día cualquiera. Como siempre,me levanté inexplicablemente alrededor de las 8:00. Qué rico cereal y qué excelente se siente beber un vaso de leche fría por la mañana... Y definitivamente esto de bañarse sí es lo mío; tan relajante ...
El caso es que después de las labores hogareñas habituales y de ir con mi madre a caminar un rato, mientras platicamos larga y tendidamente, me dirigí hacia la escuela con el objetivo de ver al quinto Beatle.
Sabía que íbamos a pasarla bien. Y no es por hacerme la chida; lo que sucede es que siempre la pasamos fabulantásticamente, ya sea ingiriendo chamoy, caminando, burlándonos del señor Papadopoulus, el chico de la mesa de en frente, el tipo que grita el número de orden... pero hoy... hoy fue un día totalmente diferente a los demás.
Hoy nos sentamos en ese lugar especial. Recordé las mariposas en el estómago, la incontrolable temblorina, la felicidad desbordante. Desde ese momento supe que todo saldría bien. Nunca había sentido algo tan fuerte.
Es increíble lo que hemos aprendido a lo largo de este tiempo. Saber que las palabras no sirven para expresar sentimientos tan intensos, que los seres humanos poseen una enorme capacidad de querer, que trasciende todo... incluso a ellos mismos. El poder de una mirada, lo profundo de una caricia, de un abrazo, de un beso. Sentir que el alma se sale del cuerpo, que el cerebro se va a quién sabe dónde... el corazón latiendo tan fuerte que no existe una forma más pura de experimentar una conexión con alguien...
Será que soy una loca... pero este día ha significado tantas cosas que estoy sentimentalmente agotada. No es algo negativo, al contrario. Quisiera encontrar las letras adecuadas para decir lo que siento. Pero no puedo. Quiero reír, quiero gritar, quiero llorar otras 2 horas porque estoy demasiado feliz, demasiado agradecida con Dios, la vida, el destino, las fuerzas del universo y el karma, por permitirme dejar de ser una persona y convertirme en parte de algo más... de algo inexplicablemente bello...
Por supuesto que siempre he tenido fe. Sé que estamos seguros, más que de cualquier otra circunstancia o meta. Se cierra un gran ciclo en nuestras vidas. Un periodo en el que crecimos mucho... académicamente, personalmente, colectivamente... La melancolía es parte de todo cambio. Pero esto permanece.
No importa si el mundo estalla. Lo que sentimos no va a cambiar. Quizá puede hacerse más profundo... como todos los días desde que aparecimos en la vida del otro.
Tengo tantas ganas de llorar.....
Te amo

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