Thursday, June 07, 2007

Me sentía observada.
El primer día que me percaté de su presencia, salí tranquilamente de mi casa. Y ahí estaba. Parecía no darse cuenta de que estábamos en el mismo espacio, así que no le di importancia. Pero estoy segura de que fue la primera vez que la vi.
Después de varios días comenzó a inquietarme.
Siempre estaba ahí.
.
Hasta que comenzó a observarme también.
Cada vez que salía de mi casa, cada vez que entraba. En mi cuarto sentía las miradas, como si pudieran atravesar las paredes. ¿Pero qué demonios quiere esta vieja? Yo ni la conozco...
.
No había nadie. Mis papás, mi primo... era como si todos se hubieran esfumado de repente. No podía recordar si habían salido de viaje, o si los horarios eran tan distintos que ya nunca coincidíamos. El teléfono no sonaba. El timbre tampoco. Todos dejaron de buscarme.
.
Ahí, en mi habitación, hundida en mis pensamientos trataba de encontrar una respuesta a las muchas interrogantes que abrumaban mi mente. Cosas extrañas habían sucedido desde el día en que noté su presencia, desde el día en que osó mirarme. Algo me decía que las cosas no iban bien.
.
Me miraba con asombro. Quizá con espanto. ¿Estaría loca? No sé, y no me importa. Pero venir a mi casa todos los días sólo para quedarse observádome... eso no podía ser normal. Siempre había logrado escabullirse, toda vez que le sostuve la mirada termino por rendirse. Simplemente se escondía, no sé en dónde y no sé cómo. Pero dejaba de verse, como si se desvaneciera en el aire.
No podía dormir. Me sentía terriblemente sola. La casa estaba oscura y silenciosa. ¿Dónde estaban todos?, ¿porqué se habían marchado? No podía recordarlo. Daba vueltas en la cama, agobiada por las dudas y el insomnio. Y ese insoportable frío...
.
¡Maldita sea! ¿quién es esa mujer que me mira con asombro todos los días?, ¿porqué está aquí, porqué me observa? , ¿porqué me pasa esto a mi?
.
Entró a mi cuarto. ¿Cómo se atrevía a entrar en mi espacio?, ¿con qué derecho invadía mi privacidad? No podía seguir con esa inquietud, y por alguna extraña razón sabía que era ella quien la producía. Decidí hablarle. Habría podido ignorarme hasta entonces, pero esta vez no. No iba a permitir que esa situación continuara.
.
- ¿Quién eres?, ¿qué es lo que quieres y porqué demonios me persigues?
Me miró atónita. Comenzó a agitarse, pero permaneció petrificada. Ahí, en frente de mi, completamente inmóvil. Pude adivinar que estaba gritando en su interior. El miedo se había apoderado de su sombrío rostro.
Mi mirada se dirigió hacia el espejo que yacía a sus espaldas. Lo único que pude ver fue una imagen borrosa.
.
.
.
Y entonces lo entendí.
La muerta era yo

2 comments:

Marco said...

Wow!! Mariana... ay en la madreeeee está bien chido esto haha de verdad me pusiste la piel de gallina!!

Anonymous said...

Me encanto; lograste retenerme hasta el final del relato.Y tmb asustarme.