Wednesday, February 07, 2007

La tarde está muy fría.
Estaba sentada, frente a la computadora, mientras el universo daba vueltas.
Gente nace, gente muere. Los polos se derriten como efecto del calentamiento global, el pueblo estadounidense desaprueba las decisiones de George W. Bush respecto de Irak, los vecinos están contentos por su nueva casa. Y yo, sentada en frente de la computadora.
En realidad es mucho lo que pasa por mi cerebro.... será que finalmente estoy creciendo. O que tengo esa creencia y estoy equivocada. Será que mis ideales me han traído hasta aquí. O que estoy a punto de darme un trancazo contra la pared, para aprender de una vez por todas que la realidad no es mía y no hay nada que pueda hacer al respecto. Quíén sabe. Lo único cierto es que temo que los esfuerzos hasta ahora realizados no rindan frutos.
Y es que es son tan estúpidas las cosas que pueden hacer tambalear a alguien... puede ser un consejo desinteresado, o unas frases llenas de júbilo, o emoción, o apoyo; o un comentario disfrazado de inocente (y que de inocente no tiene absolutamente nada), y entonces uno se queda pensando, pensando, siempre pensando... pensando quién es el que está bien, pensando que todos tenemos un poco de razón, pensando en si el interlocutor es un imbécil o el imbécil es uno mismo por su ceguera. Pensando nada más.. pensando cuál es el precio de ese interlocutor que ha decidido despertarte inquietudes para estudiar tus reacciones. Para saber si te sientes mal por lo que sucede o si tienes confianza. Para saberse mejor que tú, aunque sepa que nada tiene de cierto. O quizá es sólo la paranoia propia de los días de tensión.
Sea como fuere, no voy a tambalear. Estoy consciente de mis defectos y mis virtudes. Y también de mis ideales... en definitiva, no voy a pisar a nadie para sentirme en paz con lo que hago. Acaso esa es la diferencia entre las personas que habitamos este universo y el paralelo. (¿Será que el paralelo es el que habito?)
La tarde fría me invita a reflexionar...
en lo agradable de las miradas
en lo reconfortante de los abrazos
en lo cálido de la comprensión.
No todos están hechos para intentar comprender... (tan segura estoy, que sé que no hay lucidez respecto de la dedicatoria de estas líneas, si es que un día llegaran a su destinatario final)
Un poco de blablabla blablabla para cumplir con la fórmula.
Y nada más.
Blablabla para sentirse bien.
Pues-me-importa-un-pe-pi-no
Tengo ganas de saborear el delicioso chocolate que me regaló mi padre.
Y de sentir la fuerza de los abrazos
y la fuerza de las lágrimas
y de las risas.
La tarde está fría. Dejé de estar sentada para empezar a volar. A escarbar en mi espíritu, en el presente, en el pasado, en el futuro y en los sueños. Y las pesadillas. Y lo gris del cielo cuando tiene plomo y lo azul del cielo cuando eres libre.
Guuuuuud bai

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