Saturday, May 09, 2009



Como ya no salgo tanto el sol no me da mucho que digamos. Ayer en la mañana confirmé lo que varios me habían dicho: estoy más pálida que antes.. lo cual es mucho decir porque siempre he estado medio blancota. Pero el lunes la vida se normaliza un poco y podré dejar de parecer leche. O eso espero.

Si no he recurrido a Acapulco en la azotea es por dos razones:
1
) el calor está demasiado canijo, y
2) tú me dijiste que no lo hiciera, por aquello de los antecedentes familiares que tú misma padeciste.

Decidí hacerte caso.

Antier estaba hablándote como siempre pero ahora con una petición especial, y me la cumpliste. La verdad que no sé si sean casualidades y soy una desquiciada, pero nunca me fallas y te lo agradezco, porque en el fondo creo que aquí sí hay una conexión rara...

Creí que ayer las cosas serían más difíciles de lo normal, como siempre que llegan esas fechas en las que todo el mundo aprovecha para sacar sus sentimientos. No fue así. Por ventura o desventura nos hemos acostumbrado a pensar siempre, así que las fechas me tienen un poco sin cuidado...

No lo tomes a mal, no es que no me importe. Es que cuando siento que me voy a poner de marica finjo demencia y opto por recordar lo que me hace sonreír. La gracia que te hacían los juegos de palabras y cómo llorabas de la pura risa... con el pisatete y las combinaciones de nombres y apellidos. Cuando te sentabas en las piernas de Miguelito para castigarlo. Cuando te quedabas dormida viendo la tele o platicando y se te iba la cabeza. Aquella vez en la que te reíste tanto que hasta te ocurrió algo penoso ... y cuando le decías a Miguelito que espantara bien a los pájaros. Perdón por burlona, pero me da risa acordarme de cuando me contaste que había una iguana atrás del refrigerador (si la hubiera visto yo, seguro lo contaría con mucho más ansias que tú)... ¿Y te acuerdas cuando fuimos a Nogueras y mi abue se puso la flor? ¡Jajajajajajajajajajajajajajajajaja! Creo que es una de las veces que te ví reír más... Me encantaba que tus ojos verdes lloraran de la risa...


Ay... cuánto te extraño. Todos los días de mi vida desde que ya no te veo como antes. Se me hace un nudo en la garganta.
Pero no deberia.


Una de las cosas más importantes que aprendí es que la gente es igual que la energía. No se crea ni se destruye: sólo se transforma. Tú pasaste de ser el valiente Enrique montado a caballo (jaja) a la valiente Angelina que crió cinco hijos, y luego la tierna Angelina paciente con Miguelito y con los nietos. Hace tres años volviste a cambiar. Te convertiste en lo que dice tu nombre, un angelito que sigue cuidándonos. Y realmente nunca te has ido. Yo sé que suena raro, pero creo que es cierto. Cuando te hablo siento que estás escuchando, y cada vez que te pido favores resulta que las cosas sí ocurren.


Gelito.... extraño verte, pero puedo sentirte.
Te quiero mucho. Nos veremos de nuevo algún día.

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