Tuesday, December 19, 2006

Quién sabe qué miraba. Quizá la pared, o el horizonte, o la nada. La nada infinita que rodeaba el universo de su fantasía. Absorta en sus pensamientos. Con un nudo en la garganta. ¿Y todo para qué? Pensar...
Él era un niño muy travieso. De la escuela lo corrían porque hacía demasiado alboroto. Peleaba mucho con sus compañeros. Cuentan que alguna vez su madre quiso pegarle para reprenderlo por sus travesuras; pero antes de que eso sucediera, tomó una piedra y la estrelló contra el cristal del aparador de la tienda que tenía la familia. Y se echó a correr. Corrió tanto que llegó a otro pueblo, fatigado, mientras sus padres se preocupaban por su paradero.
Corría bastante bien. Todos los días jugaba carreras con sus amigos en la corniza del puente. Y era bastante alto. Ahora sólo se ven piedras y unos cuantos árboles. Pero entonces era todo diferente. Corría por ahí un río caudaloso, que se desbordaba constantemente. Si uno de los niños hubiera caído, seguramente nadie lo habría vuelto a ver.
No cambió mucho. Pero tuvo que enfrentarse a grandes cosas. Cuando vino la Revolución Cristera, fue imposible seguir estudiando. El toque de queda comenzaba a las seis. Era por seguridad de los habitantes del pueblo. Así que no había nada qué hacer. Absolutamente. Claro, sin televisión ni una buena plática con el vecino no podía hacerse mucho. Y es que el temor prevalecía... porque siempre podía oírse a los cristeros gritando. O a los federales. Muchas veces amanecía la gente muerta, las casas saqueadas, la escuela incendiada.
Todo se lo debía a Félix Alcaraz. Fue él quien le prestó una caja entera de libros de A. Dumas... Todas las tardes leía, leía, aprendiendo todas las cosas que sus páginas encerraban. Supo de historia, de ortografía, de literatura... y de los sentimientos.
- ¡Despierta!
- ¿ qué pasa?
- ¿ Dónde está el dinero? ¡Habla pronto, que te mato!
- Pues en el banco...
- ¿Acaso crees que estamos jugando? ¿te burlas de nosotros? El dinero.. ¡me lo dices o te mato?
- No sé en donde está... (¿es que estoy alucinando por la calentura, o realmente tengo un rifle en las costillas?)
Qué aventura. De no haber sido por los federales, en ese mismo momento su vida hubiera terminado. Así de rápido. Así de simple. Quién diría que tendría 8 décadas más, para contarnos lo que había pasado.
Cuando la conoció quedó enamorado. Se subía a la torre de la iglesia para espiarla. Ahí podía observarla cuantas veces quisiera. El resto lo haría Amparo. Como los padres de ella podrían enojarse, se encargaba de entregarle todos los paquetes que le enviaban. Perfumes, flores, cartas... No cabe duda que eran otros tiempos. Cuando el amor era difícil de ganar y de conservar. Cuando era sólo entre dos y duraba toda la vida. Quizá mi alma es de otro tiempo también...
Nunca se detuvo. Terminó la primaria siendo un adulto, como una muestra de su compromiso con la educación. Y fue así como alfabetizó a casi todo el pueblo. Fue músico en una banda. Fue asistente de peluquero (y alguna vez atendió al mismísimo Lázaro Cárdenas). Crió gallinas y vacas. Fue cazador. Fue presidente municipal. Fue esposo, y padre de cinco hermosos hijos.
Cuando crecieron todo cambió. Algunas cosas buenas se desvanecieron. Y vinieron otras.
Te recuerdo.
Te recuerdo cuando leías, hasta que la luz del día no daba para más. Te concentrabas tanto... y a veces los párpados se hacían pesados y dormías cuando la historia estaba más interesante.
Recuerdo el olor del café y el pan en la mañana. Tu voz. La forma en que te aclarabas la garganta cuando estabas nervioso.
Recuerdo a la perfección tus manos. Deteniendo la portada de un libro. Jugando conmigo. Abrazándome.
Nunca fallabas cuando te visitábamos. Intentabas cargar la maleta y no te lo permitíamos. Decías "cómo has crecido... ya pasaste a Angelina" y luego tratabas de cargarme a mí; por supuesto que jamás te dejé hacerlo... "no, no, no... te lastimas"
Creéme... no voy a olvidar tu mirada cuando nos veías llegar. Cómo te reías con los ojos. Con esos ojos grises de contorno café. Unos de los más hermosos y profundos que he visto en mi vida. Tan llenos de ternura.
Me encantaba que me dieras la bendición, con tantos besos y agarrándome la nariz para jugar.
Recuerdo que cuando rezabas el rosario te quedabas dormido.
Sé que la hora de comer era a la una de la tarde. Todo te gustaba. ¿Y de postre? Una paleta helada. Había que darse lujos de vez en cuando...
Lo demás no quiero recordarlo.
Me duele demasiado....
Es verdad que el tiempo lo cura todo. Pero hay cosas que jamás se olvidan... no es rencor. Se llama memoria. Hay cicatrices que dolerán siempre.
No sé porqué he pensado tanto en ustedes últimamente. ¿Sabes? Estoy segura de que estuvieron conmigo el martes. Y el sábado. Y todos los días. Quizá el efecto raro de una fotografía me hizo creer con mayor firmeza que estamos siempre juntos. Supongo que estarías contento. Siempre interesado por la educación, hablando de lo mucho que lograría...
¿Porqué son así las cosas? Seguro estuviste también al pendiente cuando rompí en llanto. Warum? Warum ist sie schlecht mit mir? Was habe ich gemacht? Mein Herz tut weh. Ich weisse nichts. Was passiert und was soll ich denken? Bin ich verrückt? Ja... Die verrückte Fraulein.
Hilf mir...
Gracias por estar conmigo siempre.
Te adoro. Aprendí mucho de ti.
Y sigo haciéndolo...
Quién sabe qué miraba. Quizá la pared, o el horizonte, o la nada. La nada infinita que rodeaba el universo de su fantasía. Absorta en sus pensamientos. Con un nudo en la garganta. ¿Y todo para qué? Pensar...
Pensar con lágrimas en los ojos.

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