Sunday, October 28, 2007

Crónica de una plática extraña

Como cualquier otro día, estaba sentada en las escaleras esperando a que iniciara la conferencia. Con singular vestimenta (adornada con un sombrero) pasó junto a mí y se quedó observándome unos segundos.

- ¿puedo sentarme?
- claro ...
- ¿llevas mucho tiempo escribiendo?
- emmm.. no, en realidad no lo hago profesionalmente, aunque debo aceptar que lo hago con bastante frecuencia en mi libreta y no con tanta en la computadora
- qué bien... ¿sabes? hoy me siento muy triste... ¿te molesta que te lo diga?

- no, no tendría por qué molestarme, adelante... ¿qué sucede?
- es que hoy me he dado cuenta de que llevo más de veinte años escribiendo. Y nadie lo sabe. A nadie le importa. No soy Baudelaire, no soy Rimbaud... es tan triste...
- pero ¿para que querrías ser Baudelaire o Rimbaud? estoy de acuerdo en que eran muy buenos, pero tú eres tú. No hay más. Al que le guste que bueno, y al que no ni hablar.
- Tienes razón. Tienes toda la razón del mundo, no se cómo no habíamos cruzado caminos antes. Pero ¿sabes? es raro. Conozco a Ludwika, conozco a Gael, conozco a un montón de celebridades. Pero no pueden. Simplemente no pueden, y eso me mata por dentro.
- ¿por qué?
- Porque no van a llegar. Y yo lo que quiero es conocer a jóvenes que realmente puedan, que le echen ganas. Me está matando por dentro. Me muero de ganas de llorar.
- pues llora entonces...
- ¿Aquí?, ¿ahora? Me da algo de pena, con tanta gente. ¿No te molesta?
- No... si tienes ganas de gritar grita, si te nace brincar brinca, si necesitas llorar llora.. no veo nada de malo en ello. Además te ayudará sacar toda esa tristeza que te oprime ahora.
- Tienes razón , otra vez.

Unas cuantas lágrimas escurren en su opaco rostro. En verdad que es un hombre de personalidad bastante extraña. Pero interesante.

- Discúlpame por venir y contarte todas estas cosas.
- No hay nada que disculpar. Ya te dije: haz lo que te nazca, siempre habrá alguien que comprenda.
- Muchas gracias, de verdad. Gracias por escuchar. Ahora es tiempo de ser fuerte y vender libros.
- Suerte. Y tranquilo... la tristeza es parte de la vida. Vendrán tiempos mejores.
- Eres una dama

Me toma la mano por sorpresa, y se despide de mí como lo hiciera Don Quijote de la Mancha, con un beso en la mano. A la antigua. Me quedo simplemente pensando qué pasa por su mente, si siempre es así, si está bajo los efectos de algo.

- Gracias por escucharme

Y permanezco ahí, sentada, reflexionando. Pensando en que (aunque uno no lo sienta así al principio), el simple hecho de prestar atención a un desconocido puede reconfortarlo en un momento de soledad.

Saturday, October 06, 2007

Lacrimosa - road to pain

lala